Poco a poco se mueve este caso dado a conocer por Marina Morales Aguilera, quien contó que esta historia comenzó el 19 de marzo de 1971, cuando murió su padre.
El problema se generó cuando la sepultura se habría abierto sin el
consentimiento de la familia para enterrar al padrastro de la mujer el 27 de
julio del 2020, cuyo trámite lo hizo su hermanastro, en el más absoluto
silencio, según ella.
La denunciante recordó que puso todos los antecedentes a disposición la
Municipalidad de Curicó para que se agilice un sumario administrativo a cargo
del Departamento Jurídico, el cual no ha avanzado lo suficiente.
“Como saben tengo un conflicto con el Cementerio Municipal por la
irregularidades que se cometieron cuando estaba Roberto García de director,
pero como el recinto es municipal las autoridades actuales deben responder
ahora”, indicó.
Investigación
Marina Morales puntualizó que hay otros organismos que han tomado
conocimiento del caso. “Esto ya se encuentra en la Contraloría General de la
República, en la Seremía de Salud y en el Ministerio Público”, precisó.
Agregó que la causa está en manos del fiscal Wladimir Rojas, quien
debería ordenar diligencias para esclarecer que pasó en este hecho que ha
generado interés público.
La mujer reiteró que tienen todas las pruebas “que se necesitan para
demostrar que la familia Morales nunca autorizó que se abriera la tumba
familiar para poner ahí a terceras personas”.
No hay que olvidar que el aludido de la
presunta anomalía es Roberto García, actual consejero regional, quien ha descartado esa irregularidad, así
como otras que han salido a la luz pública una vez que dejó la dirección del
camposanto curicano.
