Cualquier conductor con un mínimo de conocimientos sobre el funcionamiento de un motor, entiende que cada cambio –marcha o velocidad- cumple con funciones específicas dependiendo de la necesidad de conducción, que estarán determinadas por las características de los caminos por los cuales conduzca.

Así por ejemplo, el cambio o marcha número 1, más conocido como la primera, está concebida para ser capaz, con el mínimo de revoluciones, de generar el movimiento de un vehículo. Una vez logrado este objetivo, la primera dará paso a la segunda marcha o segundo cambio con la finalidad de aumentar la velocidad de desplazamiento del mismo y así, sucesivamente, vendrá la tercera marcha o cambio, la cuarta, la quinta y en motores más sofisticados hasta una sexta marcha, cambio o velocidad.

No obstante, la primera también se utiliza para minimizar al máximo la velocidad de desplazamiento de un móvil, tanto es así, que en los extensos y áridos paisajes del norte chileno y en otras carreteras, muchas señales camineras advierten a los conductores con textos como “Pendiente fuerte, camiones enganchen en primera”.

Por lo tanto, cuando hablamos de primera, dos conceptos son universalmente aceptados. El primero de ellos, es que la primera genera el movimiento y el segundo, es que la primera también permite reducir la velocidad de desplazamiento.

Ahora bien, los (las) invito a hacer una analogía entre dos mundos muy disímiles entre sí –el de los motores y el de la política- utilizando para ello, un término que sin ser homónimo ni homófono, pareciera que tiene -en distintos escenarios- un significado parecido y esta similitud no es otra cosa que generar el movimiento y/o detener la marcha.

Todos sabemos que hace varios años, son más los chilenos que enganchan en primera respecto de los que enganchan en primarias. Razones para explicar este fenómeno sobran y no es mi intención aburrir con antecedentes y datos estadísticos, -que dicho sea de paso-, son manejados por los mismos grupos de privilegio pertenecientes al mundo de los negocios y la política, que so pretexto de demostrar lo bueno y lo malo de unos respecto de otros, constantemente nos entregan datos. Datos que distan mucho de la realidad, tanto es así, que en el último gobierno ejercido por la derecha democráticamente elegida por el pueblo chileno, bajo la conducción de un político-empresario, cuyo éxito económico se sustenta con fórmulas cuestionables desde el punto de vista moral y legal, que le han dado un rol protagónico desde hace décadas en tribunales nacionales como extranjeros, intentó convencernos que con una fórmula distinta a la históricamente utilizada, había logrado el en su momento  entregarnos datos certeros y confiables –según él- con el llamado Mejor Censo de la Historia. La realidad dice otra cosa, ¿o no?.

No es sorprendente entonces, que a diario seamos millones los chilenos que en este peregrinaje diario nos veamos en la obligación de enganchar en primera. Lo realmente sorprendente y preocupante, es que cada cierto tiempo, son menos los chilenos que enganchan en primarias. En lo estrictamente personal, seguiré haciendo uso de la primera para mover y detener mi marcha y consecuente con mis ideologías también haré uso de las primarias –sin ser un ciudadano partidista- para con mi voto expresar mi voluntad e interés por entregar a las nuevas generaciones un país más justo. Sin embargo, está demostrado que ni las primarias ni las que le siguen, son motivación alguna para movilizar a los electores. ¿Lo digo yo?. De ninguna manera, es la evidencia de la última elección de alcaldes y concejales realizada el 23 de Octubre del año 2016, donde la participación ciudadana llegó a 34% respecto de los chilenos habilitados para emitir su sufragio, alcanzando el triste record de ser la cifra más baja de la historia reciente desde el retorno de la demos gracias -para otros conocida como democracia-, arrebatando este récord a las elecciones municipales del año 2012 (en el que el voto pasó a ser voluntario).

Para finalizar, si la clase política de esta larga y angosta faja de tierra (qué descripción más rimbombante para referirse a un recóndito lugar del mundo llamado Chile), pretende que enganchemos en primarias, estoy seguro que millones seguiremos enganchando en primera, porque con las propuestas hasta hoy conocidas de cada candidato, ninguno de ellos ni en la primaria ni la que viene, nos asegura un verdadero cambio.





Cristian Troncoso Pavez
 
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