La idea comenzó de las tesis de grado de alumnos de la Universidad Católica del Maule, el cual se concentró en las cualidades de ambos productos y su potencial para abrir nuevos mercados.

Uno de los jóvenes detrás de ese proyecto es el ingeniero agrónomo Nicolás Aguilera, quien señaló que buscaban el rescate patrimonial del cultivo del ají y la quinoa, sobretodo en el secano costero donde hay una alta producción. “Viene de tiempos precolombinos tanto en la comuna de Paredones de la región de Ohiggins y la comuna de Vichuquén en el Maule”, acotó.

El profesional indicó que actualmente se han masificado bastante las cualidades de la quinoa. “Su poder nutricional, todo el tema de los aminoácidos esenciales con los que cuenta, es un súper alimento al igual que el ají que se lleva produciendo en Villa Prat hace muchos años, donde está bien afianzado en la zona”, dijo.

Expansión

Nicolás Aguilera sostuvo que hay que incentivar a los productores para que busquen nuevos mercados, especialmente, en el extranjero. “En el caso del ají se acompañó a los agricultores a través del fondo de desarrollo regional y en la quínoa está trabajando la Universidad Católica de Valparaíso, además de la Universidad Católica de Chile a través de “Quinualab” que está apoyando a pequeños productores en la comercialización y en la elaboración de nuevos productos”, aseveró.

El ingeniero agrónomo agregó que “se están generando whisky, tallarines y diferentes tipos de productos en base al grano de quinoa”.

Por último, el profesional agradeció a sus dos profesores con los que trabajó en su proyecto en la Universidad Católica del Maule. Se trata de Ximena Quiñones y Diego Muñoz.



 
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