Con la inscripción de candidaturas ante el Servel, se ha iniciado un nuevo ciclo electoral que culminará con un nuevo o nueva Presidente de la República a partir de marzo del 2026. Si observamos el país que buscan gobernar y lo comparamos con dos ciclos atrás, cuando corría el año 2017 y Michel Bachelet buscaba su segundo periodo a cargo del país, es oportuno preguntarse si la grieta que dividía al país persiste y que tan cerca o lejos estamos de cerrarla. En agosto de 2017, el país registraba un ingreso per cápita de casi 24 mil dólares, pero donde el 53 por ciento de la población ganaba menos del sueldo mínimo, lo que representaba una fractura clara en la distribución de los ingresos. Hoy las proyecciones del Fondo Monetario Internacional sitúan el ingreso per cápita en Chile en 35 mil dólares estadounidenses aproximadamente. Y, según Casen 2022, la mitad de los chilenos ganan menos del salario mínimo. En otras palabras, la fractura económica sigue intacta, en ocho años el ingreso per cápita del país subió más de 45%, pero no se movió la aguja en cuanto al porcentaje de la población que debe vivir con el salario mínimo.
Los chilenos, al igual que en 2017, siguen altamente endeudados, con malos salarios, bajas pensiones y extenuantes jornadas laborales. Pero la fractura no sólo es económica. Existe, además, una fractura social. Menos de un 17 por ciento de la población tiene acceso a la salud privada mientras la inmensa mayoría, un 84% de los chilenos, se atiende en una salud pública que no logra responder a toda la demanda por prestaciones médicas. En 2017 la proporción era de 20% y 80% respectivamente, lo que significa que la cantidad de chilenos que puede acudir a la salud privada va francamente a la baja y la salud pública se ve presionada por una demanda creciente. Hay otra grieta profunda que está dada por la centralización, existe un país para los habitantes de la Región Metropolitana y otro país diferente para los habitantes de regiones. Por ejemplo, en Santiago se anuncia la construcción de la línea 9 del Metro Subterráneo, un moderno sistema de transporte público exclusivo para la capital, mientras en regiones no existe ni media línea de metro y seguimos condenados al uso de vehículo particular o al uso de buses, mini buses y taxis colectivos.
El único cambio positivo experimentado por la clase trabajadora en los últimos años dice relación con la nueva contribución del 1% de cargo del empleador para mejorar las pensiones actuales y futuras. Por su parte, la promesa de una jornada laboral más reducida se verá reflejado a partir del próximo año con la disminución de la jornada laboral de 44 a 42 horas, la que llegará a 40 horas recién en 2028. Ambas buenas noticias que buscan cerrar las grietas existentes en nuestro país están directamente relacionadas con una de las abanderadas presidenciales, la exministra del trabajo Jeanette Jara. Es por ello que no resulta extraño que en el primer texto de Programa de Gobierno de la candidata del bloque oficialista más la Democracia Cristiana se hable de salario vital de 750.000 pesos, iniciativa que apunta directamente a cerrar la grita económica existente en nuestro país.
Espero que los restantes candidatos entren a este debate y se pronuncien derechamente por estrategias que apunten a romper la grieta que divide a los chilenos, es una tarea ineludible que no podemos seguir dilatando porque compromete el alma nacional que sigue herida.
Gerardo Muñoz Riquelme
Abogado y magister en Gerencia Pública