"Se hizo justicia", esas fueron las primeras palabras que dijo la ex alcaldesa de Molina tras evitar un juicio oral en lo penal por mentir en los datos de la ficha de protección Social y así sumar menos puntaje para obtener un subsidio habitacional fraudulento. Para quienes no saben, el ministerio Público propuso una salida alternativa, la cual obviamente aceptó la imputada. Pagar poco más de $250.000 al Estado y hacer 3 horas de trabajo comunitario durante un mes en el Hogar del Buen Samaritano de Molina fue su condena. Si alguien me dice que no la sacó barata, está viviendo en otro mundo.

Alcaldía en el horizonte

Lo que más rabia da es que Mirtha Segura tiene aspiraciones de volver a comandar el municipio. Precisó que aún no se decide, pero que si la gente lo pide ella está dispuesta a postularse por la alianza. A de esperar que los habitantes de Molina no tengan memoria corta y que recuerden que Segura pudo haber obtenido una casa propia mintiendo y usando un cupo de cualquiera de ellos. ¿Es justo que una autoridad que ganaba $.3.000.000 reciba ayuda del Estado para cumplir uno de los sueños más anhelados por todos los chilenos?. La respuesta es, obviamente, que no. Con ese dinero podría haberse comprado sin problemas una casa. Incluso, pagando dividendo como la mayoría de los chilenos.

Mirar a la cara

Una de las cualidades más importantes en un servidor público en la credibilidad, por eso me pregunto. ¿Con qué cara le hablará a los vecinos? Difícil confiar en una persona que trató de lograr cosas materiales con trampas. Cómo convencerá a ese porcentaje alto de la comunidad que por años ha estado viviendo de allegada, apretada, durmiendo con los hijos, esperando varios minutos el baño.
Un poco de humildad y ubicación es lo mínimo que se le pide a una autoridad cuestionada. Bueno, ahora su futuro político está en manos de la gente común y corriente. Desde esta humilde tribuna le dijo, piensen antes de votar.




Juan Sebastián Cofré
Periodista
Licenciado en Comunicación Social
 
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