Chile nunca había vivido un estallido social tan masivo y que éste naciera colectivamente de forma espontánea y del mismo pueblo, sin banderas políticas y sin líderes tradicionales (de partido), de hecho, sin líderes ni vocero alguno. En realidad, quien protesta por un mejor Chile, por uno más abrazador y amable es uno solo y éste se llama Chile, un solo país millones de corazones.

Aburridos de un sinnúmero de abusos que lamentablemente cinco gobiernos de izquierda y dos de derecha no han sabido eliminar, a saber, sueldos millonarios de líderes políticos, remedios carísimos, concentración y colusión en los mercados, precios prohibitivos de casa, política habitacional que ha generado por décadas postergar a miles de chileno a la prefiera de las ciudades, pensiones que no alcanzan, privilegios de la clase política, poca cobertura en salud, altas cuentas de agua y electricidad y un largo etcétera.

Gracias a la bonanza económica provocada a fin de los 80 y los 90, en Chile se creó, se formó y nació una gran clase media pero que ningún padre o madre la reconoció, quedando huérfana y abandonada de los “cariños” del Estado. Se le dejó sola y se le dijo “para prosperar debes trabajar, endeudarte, cotizar, pagar salud, pagar colegio, pagar universidad y si después de todo eso te sobra platita…puedes divertirte y ser feliz”, es decir se le dieron las condiciones económicas para prosperar, pero escasamente se le dieron las protecciones sociales para no dejarlos caer en tiempos difíciles.  

Chile despertó y lo hizo con fuerza, a todo pulmón.

Ahora hay que hacerse cargo, cambiar las cosas, correr el cerco, dejar de hacer lo mismo y proponer una nueva forma de entendernos entre los chilenos. ¿Pero qué hacer?, la respuesta se recoge del propio malestar de Chile, y esto es, escuchar de verdad y tomar en serio lo que se va a oír. Algunos propondrán cabildos ciudadanos, llamados a reunión a La Moneda de uno u otros grupos de presión o movimiento sociales, si bien se valorarán estos no serán suficiente, es y será más de lo mismo, las ya conocidas mesas de diálogos o comisiones que al cabo de un tiempo se vuelven insulsas.

El presidente Sebastián Piñera, tiene una oportunidad histórica de liderar un verdadero cambio sustancial al sistema, un potente proceso de escuchar las demandas que legitime para siempre un nuevo acuerdo social, lejos muy lejos de las odiosidades que por 46 años tras el golpe aún nos dividen.  Y esto es, un proceso constituyente, crear una nueva constitución de cara a la ciudadanía sin miedo y sin temor a escuchar la inteligencia colectiva, sin temor de escuchar como un profesor, un ingeniero, un futbolista, un trabajador agrícola o un (a) joven quiere vivir en los próximos 200 años de Chile.

Debemos en mi sector (centro derecha o simplemente derecha) dejar de tener temas tabús y dejar de taparnos los oídos y ojos para no tocar temas que a todos nos aquejan y que irremediablemente van a llegar, debemos en conjunto con otras fuerzas proponer a Chile un proceso constituyente, uno que dé legítima gobernabilidad.

Los triunfos y éxitos sociales no se logran huyendo de los momentos históricos, por el contrario, se logran participando y siendo protagonistas. Como un simple concejal estoy disponible para que dentro de mi sector promover un gran pacto social y ser parte activa de un nuevo Chile, uno sin temor del pasado, sin temor al futuro, sin temor a escuchar y con la confianza que este nos llevará a un país más abrazador y más amable para todos.

Francisco Sanz  
Concejal Curicó
Renovación Nacional





 
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