Esta semana, leyendo el libro Basta de Historias, del periodista argentino  Andrés Oppenheimer, me llamó la atención la vehemencia con la que se dirige a los líderes latinoamericanos y los interpela, primeramente, a no perder tanto tiempo en recordar y remover el pasado y a dejar de lado lo que él llama historias, que no son más que pretextos para que todo siga igual o para justificar lo que derechamente se ha hecho mal y, por otra parte, a dedicarse en serio a lo que define e identifica como factores claves del verdadero cambio: “mejorar la educación, la ciencia y la tecnología”.

Mientras avanzaba en la lectura, fue imposible no extrapolar la interpelación a nuestro país, pero en particular a nuestra Región del Maule. ¿Tenemos en la Región del Maule y en nuestro país una agenda realmente de futuro? ¿Nuestras autoridades regionales tienen un plan del  cual ocuparse y en el cual consumir su energía, su pasión y su tiempo? ¿El Presidente o el Intendente nos han convocado realmente a un proyecto de futuro que resulte atractivo?

No recuerdo un sueño o un proyecto de futuro en el que estén trabajando nuestras autoridades y al cual se nos haya convocado a los ciudadanos para entregar una opinión. Todo indica que están trabajando en dar respuesta sólo a la coyuntura y nada más. Hoy es la distribución de cajas de alimentos, mañana será el forraje para los animales o el agua para el consumo humano.

En el pasado reciente, la única autoridad que nos ha convocado a pensar en los desafíos de la Región del Maule ha sido la senadora Ximena Rincón. Ella nos ha invitado a mirar el Maule no sólo como región de paso sino también como Región de destino para el turismo y nos ha invitado a soñar en un aeropuerto alternativo a Santiago emplazado en algún punto de nuestro territorio regional.

¿Pero quién más se preocupa de diseñar el futuro? ¿Dejaremos que cada alcalde y alcaldesa sueñen por sí solos el futuro de cada comunidad local? Se percibe la ausencia de un verdadero  Gobierno Maulepolitano y es del todo claro que está agotado el modelo centralista del poder.

Basta de historias, pero también basta de nombramientos desde la capital. Basta de designaciones, la elección de Gobernadores Regionales no puede aplazarse una vez más.

Las nuevas autoridades deben ser electas, con poder para conformar equipos capaces, en base a perfiles y lejos del cuoteo político tradicional y contar con atribuciones efectivas, para impulsar, de verdad, el desarrollo regional. Es la hora de la regionalización sin temores y la distribución equitativa de la inversión pública. Por cada peso invertido en Santiago se debe invertir un peso en regiones. Ese debe ser el piso de la equidad territorial. No aceptemos menos que eso.

Yo los invito a seguir el consejo de Andrés Oppenheimer, trabajemos por mejorar la educación del Maule, capacitemos a nuestros profesores, formemos directivos y gestores de excelencia, apoyemos a las universidades y centros de estudios para formar capital humano y desarrollemos tecnología para mejorar los procesos productivos del Maule, por último, creemos conocimiento y agreguemos valor a nuestras materias primas, a nuestra fruta, a nuestros cultivos. Y lo más importante, tengamos un sueño colectivo.

Yo sueño con una Región capaz de garantizar a todos sus hijos el acceso a los bienes básicos, luz, agua, alcantarillado, calefacción, telefonía, televisión e internet. Sueño con una Región capaz de garantizar el  acceso a la cultura. Una Región capaz de proveer trabajo y salarios dignos a todos sus habitantes. Sueño con una Región  con salud pública de calidad y capaz de ofrecer oportunamente las prestaciones necesarias para mejorar la salud de las personas enfermas y donde todos los niños y niñas tengan garantizado un cupo en una sala cuna, en un jardín  o en un colegio, con profesionales de la educación motivados y capaces de prepararlos para la vida  y una inserción feliz y plena en una sociedad que les ofrezca igualdad de oportunidades.

Seamos la generación que trabajará más en el futuro que en honrar y recordar el pasado, seamos actores políticos constructores de un proyecto colectivo que convoque, que sume, que integre, que cohesione y produzca identidad y orgullo de ser maulinos o maulinas, no por lo que fuimos sino por lo que juntos vamos a lograr.



Gerardo Muñoz Riquelme, Abogado PUCV


 
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